jueves, diciembre 14, 2006

Alberto Girri: la búsqueda de la lengua



por Esteban Moore, Buenos Aires, 2006.

Los premios nacionales de poesía del período 1961-65 correspondieron a Silvina Ocampo, Alberto Girri y Jorge Vocos Lescano, autores cercanos a la revista Sur. Este acontecimiento fue celebrado en la sede de la editorial y el orador principal fue Jorge Luis Borges. En esa oportunidad Borges le dedicó a Girri unas pocas palabras: “... ha buscado y sigue emprendiendo las aventuras más audaces del arte contemporáneo, al mismo tiempo ha traducido ejemplarmente a Donne. Y este hecho tiene una significación especial ya que esas traducciones no están hechas como un ejercicio filológico sino porque hay una esencial afinidad entre el traducido y el traductor. Por lo demás Donne está quizás más cerca de nuestra sensibilidad que de la sensibilidad de muchos de sus contemporáneos. Y de igual manera que Donne buscó no la poesía de la dulzura que todos buscaban en su tiempo, sino esa otra poesía, no menos admirable y ardua, de lo áspero, así Girri ha buscado deliberadamente la misteriosa poesía de la aspereza y de lo –pero sólo aparentemente- caótico.
Es una ardua tarea, como lo he dicho, y él lo ha logrado con la felicidad que todos sabemos.” 1

Llaman la atención en este discurso de ocasión, eminentemente social, en el que también se alude al tópico central de El escritor argentino y la tradición, algunos de los términos utilizados y asombra también la intención de establecer una forzada afinidad entre los poetas aludidos y luego definir sus respectivas búsquedas poéticas con un adjetivo más apropiado para calificar una lija, una escofina o el duro concreto de las autopistas.

Años más tarde, en una entrevista, Borges hablaría de su experiencia como lector de la obra del autor de Casa de la mente: “De Girri puedo decir esto: a veces no lo he entendido; pero siempre que lo he entendido, lo he admirado. A veces el poema me ha excluido, sin duda por incapacidad mía, no por torpeza suya. Yo querría conversar con él, y querría pedirle, humildemente, explicaciones sobre algunas cosas.” 2 A buen entendedor pocas palabras, toda una boutade borgeana, pura estrategia literaria. Lo paradójico es que estas opiniones que pertenecen al personaje público, políticamente incorrecto construido por Borges, han trascendido convirtiéndose en un dictum irrevocable. En la actualidad no son pocos los que consideran que la escritura de Girri conforma un cuerpo textual de difícil penetración, áspero y enigmático, opinión que en una sociedad mediatizada como la nuestra ha funcionado como una perfecta maldición. Pese a ella Girri halló su público, que incluyó un núcleo de lectores atentos, entre ellos: Juan Liscano, Jorge Cruz, Guillermo Sucre, Octavio Paz, Enrique Pezzoni, Danubio Torres Fierro, Jason Wilson, Thomas Merton, Aldo Pellegrini y Jorge A. Paita.

Alberto Girri, argentino de primera generación por parte de padre, nació en 1919 en el barrio de Almagro, realizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Rivadavia y finalizó su educación formal en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Allí conoció a Héctor A. Murena y a otros integrantes de diversos círculos literarios e inició una larga y fructífera relación con el suplemento literario del diario La Nación y la revista Sur.

En 1946 publica Playa sola, el primero de una serie de eslabones de una cadena que se extendería hasta su muerte en la década de los 90. A partir de este título inicial surgirían una serie de malentendidos alrededor de este poeta y su obra que se renovarían tenaz y cíclicamente a través de los años. Se ha dicho de él, entre otras muchas cosas, que es un poeta cercano a las poéticas de la generación del 40, que sus textos no sugieren verbalmente, que fue influenciado por el verso blanco inglés, que es un poeta de tono extranjero, que sus intereses se volcaban exclusivamente hacia las literaturas sajonas, que su fraseo no posee musicalidad, que sus textos pueden ser leídos como aforismos, que es un hombre ajeno a la emoción poética y que su poesía es ininteligible.

En Arte poética, incluida en La penitencia y el mérito, esboza un primer plan de trabajo. Esta puede ser considerada una síntesis de los objetivos trazados en lo que podemos denominar su primer período: “Una premisa constante, la duda,/ indagando en la realidad,/ buscándola fuera de contexto;/ la materia a expensas del lenguaje. // “Una síntesis intransferible y bella / con ánimos, bestias, escrituras, / profanados sub especie aeternatis; / la imaginería a expensas de los tormentos. // Una teología creadora de objetos / que se negarán a ser hostiles a Dios.”3 Más de veinte años más tarde declararía que estas conclusiones que para él en su momento fueron un programa se cumplieron a medias. ¿Pesaba en su memoria la escritura de Borges que en su juventud le deparó una grata revelación que nunca olvidaría?

En una entrevista realizada a mediados de los 70 por Santiago Kovadloff y publicada en la revista Crisis, señaló que existe: “Una literatura, una poesía escrita en lengua española, antes de Borges y a partir de él.”4 En otra ocasión, en una entrevista otorgada a Danubio Torres Fierro reproducida en Plural 5, dice a modo de confesión: “En algún lugar Pound observa que es imposible escribir buena poesía si no se ha leído a Stendhal o a Flaubert, lo que es una verdad indiscutible. Entre nosotros, ese Stendhal o ese Flaubert era -es- Borges. Él me mostró la posibilidad de una concisión epigramática, de una sintaxis estricta en el español, cosas que en un principio me parecían inalcanzables.” Girri descubrió tempranamente aquello que Augusto Monterroso hallaría en 1945 en el prólogo a La metamorfosis: “…el lenguaje. Hoy lo recibimos con cierta naturalidad, pero entonces aquel español tan ceñido, tan conciso, tan elocuente, me produjo la misma impresión que experimentaría el que, acostumbrado a pensar que alguien está muerto y enterrado, lo ve de pronto en la calle, más vivo que nunca. Por algún arte misterioso, este idioma nuestro, tan muerto y enterrado para mi generación, adquiría de súbito una fuerza y una capacidad para las cuales lo considerábamos ya del todo negado. Ahora resultaba que era capaz de expresar cualquier cosa con claridad y precisión y belleza; que alguien nuestro podía contar nuevamente e interesarnos nuevamente en una aporía de Zenón, y que también alguien nuestro podía elevar (no sé si también nuevamente) un relato policial a categoría artística. Súbditos de resignadas colonias, escépticos ante la utilidad de nuestra exprimida lengua, debemos a Borges el habernos devuelto, a través de sus viajes por el inglés y el alemán, la fe en las posibilidades del ineludible español.”6

Recuperada la fe en su propia lengua, no solo a través de Borges, sino también a través de aquellos a los que éste se refiere en El idioma de los argentinos: “Mejor lo hicieron nuestros mayores. El tono de su escritura fue el de su voz; su boca no fue la contradicción de su mano. Fueron argentinos con dignidad: su decirse criollos no fue una arrogancia orillera ni un malhumor. Escribieron el dialecto usual de sus días: ni recaer en españoles, ni recaer en malevos fue su apetencia. Pienso en Esteban Echeverría, en Domingo Faustino Sarmiento, en Vicente Fidel López, en Lucio V. Mansilla, en Eduardo Wilde”7; Girri emprendió su solitario camino, la búsqueda de su propio lenguaje, de uno que nada tuviera que ver con ciertas características que Jorge Semprún asocia a: “la complejidad gutural y barroca del castellano.” 8

En el contexto literario vernáculo signado por las corrientes neorromántica y surrealista, decidió que la poesía no era eso que le ofrecían sus contemporáneos. De los neorrománticos rechaza la multiplicación constante de imágenes, el predominio del yo de la enunciación, y una visión del mundo y de las cosas que se resolvía exclusivamente en un lirismo almibarado de exageradas proporciones elegíacas y nostálgicas. De los surrealistas, su actitud grupal; y las consecuencias de ella incentivaron su mordacidad: “…si usted toma una antología surrealista y borra los nombres de los autores de los poemas, en la mayoría de los casos esos poemas pueden ser intercambiables.” 9 Palabras que nos hacen recordar por otra parte el absoluto terror que despertaba en él la uniformidad, el ejercicio de la reproducción impuesta por los modelos de culto. “Y a propósito, ¿no es aguda la observación de Barthes, de que cuando el adjetivo es estereotipado sirve a la ideología, y que hay identidad entre ideología y estereotipo?10

Girri, que había accedido a una educación formal, poseía nociones de las lenguas clásicas y una debilidad por la lengua italiana que sólo podía rivalizar con el amor que sentía por el inglés. Sus lecturas fueron variadas y maratónicas, reconoció influencias de Charles Baudelaire, Walt Whitman, Edgar Allan Poe, Dante, Catulo, los Padres de la Iglesia (particularmente San Agustín), Celedonio Flores, Wallace Stevens, T.S. Eliot, San Juan de la Cruz, John Keats, y de los letristas de tango como así de la obra de Julio y Francisco De Caro: “La inigualada estilización de esas composiciones […] música de tango que es música a secas, y que en no pocas veces estuvieron en mis afanes por la literatura. Quizás, tanto como en algunos libros, aprendí de su espíritu a perseguir ese ideal de unidad y equilibrio a que todo escritor aspira, y la lección de la parquedad, el apartarse de lo trillado y la falsa elocuencia.”11 Todos ellos compartieron sus preferencias con aquellos otros poetas que traduciría posteriormente y cuyas traducciones -versiones- daría a conocer como apéndices de sus propios libros. Algunos de estos autores, no cabe duda, fueron elegidos por afinidad y gusto personal, otros en cambio, distantes de su propia concepción de la poesía, penetran su mundo referencial porque resultaban funcionales a un proyecto que se iba armando de pequeños fragmentos y descubrimientos.

A partir de la edición de Playa sola el autor dio a conocer: Coronación de la espera (1947), Trece poemas (1949), El tiempo que destruye (1951), Escándalos y soledades (1952), Línea de la vida (1955), Examen de nuestra causa (1956), La penitencia y el mérito (1957), Propiedades de la magia (1959), La condición necesaria (1960) y Elegías italianas (1962). Pero no es hasta la publicación de El ojo (1963), que ciertas tendencias ya identificables en su producción se acentúan ¿se exacerban? Este libro parece ser el definitivo punto de inflexión en su obra, a partir de él ya podemos hablar de un estilo o de una escritura Girri. Significativamente, a este título le siguió una importante antología, Poemas elegidos (1965), cuya selección realizó el autor, y que fue prologada por Jorge Andrés Paita. En ella Paita, un poeta de formación clásica y un lector sagaz, comenta pertinentemente que “…la intuición central del poeta de Elegías Italianas consiste en concebir el mundo y la vida como una corrupción de lo eterno.[…] “En el curso de una labor tan sostenida y vasta esa intuición central no sólo ha permanecido sino que ha logrado concentrarse y ramificarse como un árbol de poderosa arquitectura. Fragmentos de ese sombrío destello, convocados por temas superficialmente distantes aparecen y reaparecen, componiendo con los rasgos de una escritura ya inconfundible esa fuerte y viva unidad que es esencia del arte. Porque en todos los poemas, más o menos a flor de verso, hay en gestación permanente un único motivo, que es la preocupación ética ante un mundo desarticulado.” 12

En El ojo y a partir de él, su verso se despoja definitivamente de lo que él considera excesos retóricos, decorativos y convencionales de la lengua castellana, excluye todo pintoresquismo y adopta un ritmo marcado y fluctuante; el poema desconfía de la imagen, transformándose en un objeto de rígida estructura. En este volumen incluye un texto significativo, en el que se intuye un adelanto de aquello que podríamos esperar a partir de ese momento:


Cuando la idea del yo se aleja:

De lo que va adelante
y de lo que sigue atrás,
de lo que dura y de lo que cae,
me deshago,
abandonado quedo
del fuerte soplo,
del suave viento,
y quieto, las espaldas
vueltas las manos hacia arriba,
apoyo en el suelo,
corazón
abjurando de armas, faltas,
de oraciones donde borrar las faltas,
blando organismo, entidad
que ignora cómo decir: “Yo soy”
y en la enfermedad y la muerte,
vejez y nacimiento,
ya no encontrarán lugar,
como no lo encontraría el tigre
para meter su garra,
el rinoceronte el cuerno,
la espada su filo.

Antes hacía, ahora comprendo. 13

Desde aquí en más y, hasta sus días finales, Alberto Girri dedicaría todas sus energías físicas y espirituales a la literatura, destilando en un renovado proceso dialógico una serie de influencias. En el poema transcrito denota el comienzo de la erosión del yo y la voluntad de señalar una de sus fuentes, Lao-tsé, cuyos ecos serán audibles a partir de aquí en la obra de Girri : “Aquel que se muestra no es luminoso / Aquel que se justifica no tiene eminencia / Aquel que alardea no será recompensado con el reconocimiento / Aquel que se jacta no perdura por mucho tiempo.” 14 “El espíritu individual alcanza el absoluto de sí mismo por sucesivas negaciones; yo soy el que piensa, no el que es pensado; el sujeto puro no se concibe sino como límite de una negación perpetua. La idea misma de negación es pensamiento; no es yo. Una negación que se niega simultáneamente se afirma: negación no es simple privación, sino acto positivo.”15 Esta actitud se refuerza con su condena a “La noción del poeta-máscara, tan pueril en cualquiera que haya escrito alguna vez poemas de aceptable lucidez.”16

“Ahora comprendo”, nos dice en la última línea; comprende que debe desarrollar aquello a lo que en varias ocasiones se refirió como “una sintaxis personal”, “una sintaxis que pueda ser reconocida”, la marca en el orillo de cada texto, su estilo. En el “Que el tono se aproxime al del discurso normal. Que la singularidad de la dicción poética radique más en la estructura que en los detalles. […] Vocabulario extremadamente lineal. Ninguna ambigüedad elaborada, ni asociaciones dificultosas, ni transiciones muy marcadas. […] Que los poemas se eleven a la diafanidad de la prosa. Discurso corriente, transformado en poema. Con idénticas palabras, lograr una forma distinta de comunicar lo mismo.”17

Este lenguaje cotidiano, las palabras de todos los días, es el que deberá encontrar un modo renovado de expresión en el poema, cuyos versos ajenos al canto y el enfásis hallarán los cortes según las emisiones naturales de la voz y configurarán como lo imagina en El dibujo como poema 18, una forma sobre la página en blanco: “por fervor de la mente, el valimiento / de no ser copias serviles sino formas, / purificada acentuación de formas“.

Se ha dicho que por su tono, su precisión, el enfrentamiento de los opuestos, el lenguaje de Girri es comparable al de las ciencias y, que es el discurso de las ciencias, en el que se inspira para definir ciertos aspectos del funcionamiento interno del poema. Ezra Pound ya había dicho: “El ritmo es una forma; existe como existe la quilla de un barco, o las líneas de un motor de automóvil, para un propósito definido, y debe existir con eficiencia, una tan clara y definitiva como aquélla que hallamos en los barcos y los automóviles.” 19 Estas palabras de quien es considerado uno de los maestros de la métrica contemporánea nos guían hasta Walter Gropius, quien en 1923 expresó: “Cada cosa es determinada por su naturaleza, y solo el conocimiento íntimo de ésta nos permite modelarla adecuadamente, con el fin de que cumpla eficientemente sus funciones.”20 Pero estos conceptos ya habían sido expuestos más de tres décadas antes, en los Estados Unidos, por Louis Henry Sullivan, un adelantado en la utilización de estructuras de acero en la construcción, quien defendió la tesis de que la forma es determinada por su función. Este principio del funcionalismo, adoptado de la ingeniería mecánica, tendría distintos grados de influencias en el campo de las artes.

Citar a Pound, un poeta poco comentado por Girri y siempre como al pasar, no es, aunque lo parezca, un capricho. Pues fue él quien en uno de los manifiestos del Imaginismo elevó al rango de “mandamiento” ciertas premisas: no se deben utilizar palabras superfluas, ningún adjetivo que no nos revele algo; el poeta debe comprender que el “objeto natural es siempre el símbolo adecuado”; y en Los Cantos utilizó continuamente el método de “juxtaposición sin cópula”, elaborado a partir del ensayo de Ernest Fenollosa El ideograma chino como un medio para la poesía.

Tenía además algunas ideas personales acerca del ritmo: éste debía producir una especie de estado hipnótico y “se debía componer en la secuencia de la frase musical, no en la secuencia del metrónomo.”21 Estas ideas de un modo u otro tienen un grado de presencia en la poesía del argentino haciendo de Pound, el que habría sostenido que la lengua inglesa es la hermanita menor de las lenguas romances, una fuente que se oculta.

Otros dos casos interesantes son los de Marianne Moore y William Carlos Williams cuyas experiencias poéticas recibieron la atención de Girri La primera comprendió rápidamente que necesitaba desarrollar una mayor disciplina prosódica y diseñó un verso cuyas características nada tienen que ver con la libertad, todo lo contrario, sus textos son de una estudiada complejidad, su diseño visual se articula cuidadosamente sobre la página en blanco, recurren al uso sistemático de la rima y en ellos practica un isosilabismo de número variable, particularidades que le aportan a una tradición poética acentual, una poesía cuantitativa.

Williams, a quien Girri le rinde un inusual tributo en Homenaje a W.C. Williams,22 construyó su verso convencido de que el poema desarrolla una forma rítmica en directa relación a la forma del poema-objeto. En su autobiografía detallaría:” …el poema, como toda otra forma de arte, es un objeto que presenta formalmente su caso y su significado a través de la forma que asume. Por lo tanto, siendo un objeto, así debería ser tratado y controlado.”23

En El motivo es el poema,24 un libro central para su poética, su pensamiento intenta arrojar nueva luz sobre las relaciones y los vínculos que se establecen entre el universo de los significados y el mundo de lo real. En la primera parte Pretextos, Girri utiliza como epígrafe una frase de Vladimir Nabokov: “Not the things you can say so much better in plain prose” (“No las cosas que podés decir tanto mejor en simple prosa”). Con ella no pretende instituir la existencia de tópicos exclusivos para el campo de la poesía. Nos refiere a una lucha espiritual en la que la caracterización del hombre estará dada por el grado de profundidad de su intuición en la recuperación de experiencias originales.

En una sociedad regida por un extremo individualismo las percepciones consisten mayoritariamente de intuiciones no-organizadas. Sólo pueden reaccionar “espontáneamente” hacia el mundo de lo aparente. En este sentido la reacción se transforma en el contrario de la acción y es incapaz de desarrollar una visión más allá de los hechos y los objetos.

Desde este punto de vista y parafraseando a Vladimir Ilich Ulianov podemos decir que para Girri: “…el pensamiento que asciende desde lo concreto hacia lo abstracto, no nos aleja de la verdad, nos acerca a ella.”25 A lo que el poeta seguramente agregaría que el grado de verdad y o de error de tales experiencias serán expuestos por el poema en directo comercio con su posible lector. En este aspecto la abstracción posibilita que la poesía ejerza una de sus funciones sociales: convertirse en un modelo que escape a la alienación, proponiéndose como una posibilidad utópica en un mundo pleno de dolor y muerte.

La poesía de Alberto Girri, un conjunto de textos de una desesperante unidad, no nos deja solamente una visión del mundo, nos entrega una prolongada y rica experiencia, renovada texto a texto, en la que la realidad es el propio lenguaje y éste es constitutivo del devenir humano. Pero también nos entrega una aguda reflexión acerca de la creación poética, de la que no están excluidas las tradiciones de Occidente y Oriente. Asimismo, Girri en este trayecto mucho ha pensado, hablado y comentado acerca de nuestra incipiente tradición poética. Ésta le debe un tono y una prosodia que no se apartó de nuestra lengua coloquial, y el hecho de que éste fue su instrumento para tratar las más variadas cuestiones estéticas y metapoéticas.
Quizás ha llegado el momento de dejarlo vivir en nuestro barrio, o invitarlo a que se siente en nuestra mesa del café. Para ello, tal vez sea necesario escuchar sus textos y mientras lo hacemos no disparar frases como “se inclina por el verso blanco”. Pues podría contestarnos: No siento inclinaciones por el pentámetro yámbico sin rima final. Metro que no es original ni exclusivo de la lengua inglesa, fue introducido por Henry H. Surrey, un estudioso de los modelos italianos, en su traducción de La Eneida (libros II y IV ). Tampoco me inclino por su antecedente el versi sciolti o endecasillabi Sciolti, aunque el verso piano me trae constantemente a la memoria la primera línea de La divina comedia: “Nel mezzo del cammin di nostra vita”. Si usted hallara un endecasílabo en alguno de mis textos, diría que se me piantó, después de una relectura de Urania de Manzoni.



1- Revista Sur, Nº 291, 1964.
2- A. Gurri, La figura de Alberto Girri, (internet), 2000.
3- Alberto Girri, La penitencia y el mérito, Editorial Sur, 1957.
4- Revista Crisis, Nº 40, 1976.
5- Revista Plural, México, (julio 1976).
6- Augusto Monterroso, Beneficios y maleficios de Jorge Luis Borges,
Movimiento Perpetuo, Alfaguara, 1999.
7- Jorge Luis Borges, El lenguaje de Buenos Aires, Emecé, 1963.
8- Jorge Semprún, La escritura o la vida, (pág.159)Tusquets, Barcelona,1998.
9- Alberto Girri, entrevista Jorge Ricardo Aulicino y Daniel Freidemberg,
Diario de Poesía Nº 18.
10- Alberto Girri,Cuestiones y razones (conversaciones), Editorial
Fraterna, Buenos Aires1987 -prólogo de Jorge Cruz)
11- Alberto Girri,Cuestiones y razones (conversaciones), Editorial
Fraterna,Buenos Aires1987 -prólogo de Jorge Cruz)
12- Alberto Girri, Poemas elegidos, antología, Losada, Buenos Aires,
1965, prólogo Jorge Andrés Paita.
13- Alberto Girri, El ojo, Losada, Buenos Aires 1963.
14- Lao-Tsé, Tao Te Ching, capítulo XXIV, (pág. 81) traducción D.C. Lau,
Penguin, Londres, 1979.
15- Alberto Girri, El motivo es el poema (pág. 128) incluído en Lo propio
lo de todos,Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1980.
16- Alberto Girri, El motivo es el poema (pág.50), Editorial Sudamericana,
Buenos Aires, 1976.
17- Alberto Girri, Diario de un libro, (págs. 42-43,96) Editorial
Sudamericana, Buenos Aires, 1972.
18- Alberto Girri, El motivo es el poema (pág.13-14), Editorial
Sudamericana, Buenos Aires, 1976.
19- Ezra Pound, Antheil an the Treatise of Harmony, Chicago, 1927.
20- Eberhard Schulz,Zwischen Glashaus und Wohnfabrik, Bremen, 1959.
21- Ezra Pound, Litterary Essays of Ezra Pound, ed. T.S.Eliot (Londres,1954).
22- Alberto Girri, Homenaje a W.C. Williams, Sudamericana, Buenos Aires,1981.
23- William Carlos Williams, The Autobiography, Random House, N.Y.1951.
24- Alberto Girri, El motivo es el poema, Sudamericana, Buenos Aires,1976.
25- Ferruccio Rosi-Landi, comentario de Lenin citado en Linguistics and Economics,
Mouton, 1975.

domingo, diciembre 10, 2006

Abrígate, Gladys

a Gladys Marín

Abrígate, Gladys
que la muerte tiene los pies helados
y una lágrima en la sien
No bastarán tus rojos huesos para este viaje
ni la saliva de tu corazón
Date trato
que hay lombrices añorando tus entrañas
tus axilas luminosas
tus rodillas que adivinan el país de los enanos
Ve despacio
no te olvides de marchar entre las tumbas
no te canses
y ojo con las hormigas que te deprimen
con aquéllas que presienten tu color desde lejos
tu color sin maquillaje, tus encías de viento
tu cabello enjaulado que crece cuando ríes
compañera de las horas golpeadas
todo vale en esta noche sin orillas
donde la eternidad pasa descalza entre tus muertos
y tiene hambre de abrazarte
porque sabe que tus gestos resucitan
y se echan a volar sin despedirse
y se pierden en la patria de los sueños
y ya no vuelven
Qué harás ahora sin ti
sin tu esqueleto de pan mojado
sin tus pechos que ladran de orgullo
sin tus sábanas heridas
ahora que la ausencia se desviste para otros
qué harás bajo la tierra sin conocer a nadie
Abrígate, Gladys
y amarra bien tus cenizas por si te arrepientes

por Mario Meléndez

La condición posmoderna de la guerra



Por Rafael Bautista S.

“Me rebelo contra los crímenes que se disimulan con los mejores modales”Jesús Urzagasti

La derecha de antes era, por lo menos, honesta. Frente a ellos se podía decir: “en esta tierra ingrata, donde nos dejaron el hambre y se llevaron el pan”. Pero ahora se llevaron hasta el hambre, y nos asaltan la protesta, el paro, el bloqueo y la huelga. Ahora juguete de niño rico, o sea, mimado y mandón. ¿Se imagina a Quico y Ñoño haciendo huelga?, algo semejante. Pero establezcamos las diferencias. Una huelga de hambre es, como dice Gandhi, un recurso de los débiles, es pacífico, porque el débil es quien sufre la fuerza y el poder prepotente de los que mandan (en su tiempo, el Imperio Británico), es provocado por un amor de justicia; pero todavía un aditamento más, siempre siguiendo a Gandhi (que de huelgas sabía mucho): quien la realiza debe poseer autoridad moral. Ahora bien, ¿se imagina a los ministros británicos haciendo huelga de hambre, en contra de la independencia de la India? Pues ya andamos cerca.

¿En qué consiste la magia de la posmodernidad? ¿Por qué ahora los satisfechos son los que hacen huelga? Cuando el bien aparece como el mal y el mal como el bien, asistimos a una inversión diabólica. Volvemos a la situación original. La revolución francesa proclama la igualdad humana; pero cuando la revolución haitiana, en nombre de aquella igualdad, reclama la liberación de los esclavos, entonces la nación de la “libertad y la igualdad” no duda en hacerle la guerra: el esclavo debe de “indemnizar” a su verdugo por los gastos que le ocasionó su libertad. Haití es el primer país libre con deuda (obligada) externa. El discurso moderno se levanta en nombre de la igualdad, pero se trata de la libertad contractual, es decir la igualdad entre propietarios; lo que provoca desigualdades, ante las cuales se levantan las emancipaciones obreras y civiles. Ante lo cual también se levanta la respuesta aristocrática: “no todos somos iguales”. Es una respuesta fatídica y muestra lo que viene en adelante; su primera figura es Nietzsche y su manifestación más acabada es el régimen nazi. La actualidad de ese discurso es el posmodernismo. Se levantó contra el totalitarismo soviético, pero acabado este nunca cuestionó el totalitarismo capitalista (no existe sistema, dicen, que pueda ser cuestionado en su totalidad); no cree en los “grandes relatos”, así que no ve en el capitalismo sino una simple economía de mercado; niega la historia y, sin embargo, se presenta como una condición de cambio histórico, fin de la historia y, sin historia, todo movimiento se queda en la pura fragmentaridad, porque no se puede postular las últimas causas de la desigualdad humana; así que todo se reduce a contradicciones superficiales que se resuelven por “consenso” o “pacto”, dejando el asunto al parlamentarismo propio de la democracia formal. Pero eso no es lo más grave. Porque cuando relativiza todo también destruye todo criterio para juzgar el bien y el mal y, al no haber criterio alguno, todo se reduce a la habilidad discursiva (no importa lo que se diga sino el cómo se lo diga, si lo dice bonito el malito aparece como el buenito).

Ahora la huelga la hacen los fuertes, qué tipo de paz piden los fuertes; ¿qué dice el Salmo 73?: “… la paz de los impíos. Pues no hay para ellos tormentos; están sanos y rollizos. Por eso la soberbia los ciñe como collar. Por eso el pueblo se vuelve tras ellos. Helos ahí, son impíos, pero tranquilos constantemente aumentan sus fortunas”. Los fuertes aparecen como débiles, el explotador aparece como agredido, el verdugo como víctima, es una secularización diabólica: el mal aparece como el bien. Los que violentaron la ley e impusieron siempre su mayoría de cuoteos y rifaron al país por encima de la constitución que ellos mismos decían respetar, ahora son los abanderados de la ley, la justicia y la constitución. ¿Por qué? La ley que les servía está siendo cuestionada, por eso salen en defensa de ella, por eso no quieren cambios en la ley, por eso quieren dos tercios, para que nada cambie; por eso hablan de “consenso”, lo que significa “negociar”, porque no quieren perder sus negocios, sus beneficios privados. Curiosamente, todas las injusticias se cometen en “cumplimiento de la ley”; por eso los latifundistas controlaban el Instituto Nacional de Reforma Agraria, para hacerse legalmente de sus robos. Es decir, los que se beneficiaban del robo legal (las medidas neoliberales fueron legalmente impuestas con la aquiescencia de los ahora senadores de PODEMOS) ahora amenazan cuando ya no están en el gobierno, y amenazan porque gozan de poder económico y mediático, o sea, pueden todavía manipular la opinión pública. Pero su amenaza es mañosa y se encubre de argucias para lograr respaldo social. El respeto a las minorías es un invento posmoderno que busca fragmentar a las mayorías en identidades aisladas, sin la posibilidad de construir un proyecto común; el sector conservador aseguraba su poder dividiendo al pueblo y gobernando con un falso respaldo que nunca pasaba del 30%, los apetitos de poder les lleva a “consensuar”, o sea, a negociar cuotas de poder; y a eso llaman “práctica democrática”. Ahora ellos se llaman minoría y se quejan de atropello, cuando gracias a un favor (mal calculado) de la vicepresidencia, la ley de convocatoria les dio la posibilidad de estar en la constituyente; perdieron pero, aun así, chantajean.

La clase media les cree porque se han creído el cuento y porque mucho Unitel les ha convencido de que el enemigo es interno y hay que amputarnos de ese cáncer, o sea, racismo disfrazado como defensa de la igualdad, libertad, legalidad, etc. Otra vez, la igualdad moderna reacciona frente a la “atrevida” igualdad de los esclavos. Pero ahora no actúan con las armas, porque ahora cuentan con los mass media, arma mucho más poderosa. Y ellos destacan qué es lo importante y qué no, qué es violencia y qué no; por eso PAT, Red UNO, ATB, Cadena A, Bolivisión, Gigavisión y Unitel deciden que las agresiones en la Universidad Gabriel René Moreno al presidente de la república y al vicepresidente en el hotel los Tajibos, cometidas por miembros fanáticos de la “Unión Juvenil Cruceñista” y el “Comité Cínico de Santa Cruz” no son tales; pero el desalojo que sufren los huelguistas (entre ellos Raul Loayza, que se paseaba cómodamente, como miembro del gonismo, cuando se masacraba al pueblo de El Alto, en octubre de 2003, o Gabriel Dabdoub, dirigente de una de las agrupaciones más reaccionarias de este país, la CAINCO, o el despistado de Juan Claudio Lechin, pobre de su padre) recibe todos los calificativos antojadizos de los titulares de esta mediocracia. Los vecinos indignados del El Alto y La Paz son una “turba”, “violan la casa de Dios”, son “hordas fascistas” (improperio del despistado novelista); mientras que los irascibles y coléricos autonomistas son, como dice Unitel: “la Bolivia democrática, la de los dos tercios, la que no quiere ser aplastada por la mayoría del MAS”. Los agresores se muestran como los agredidos y los culpables como los inocentes, y los tontos útiles prenden velitas creyendo que la minoría son ellos.

“El faraón no les escuchará y se endurecerá su corazón… Con mano fuerte dejará ir al pueblo”. Palabras proféticas. El poderoso no renunciará fácilmente y hará hasta lo imposible por preservar su poder. Es el faraón el que provoca las plagas que se desatan hasta cobrar la muerte de su primogénito, es decir, juega con fuego; juega con la amenaza y provoca la indignación, juega con el chantaje y provoca la violencia; después llama a la violencia que provoca, “intolerancia”, “totalitarismo” y demás chuscadas. “Toda la tierra seguía admirada a la bestia”, dice el Apocalipsis; ¿no es así la adicción de la gente a la televisión? “Profiere palabras llenas de arrogancia y de blasfemias contra Dios…, blasfemando en su nombre”. El mal se muestra como bien y el bien como el mal; inversión de toda ética, relativismo de todo criterio; por eso no hay marchas multitudinarias sino multimillonarias, las huelgas ya no son éticas sino estéticas. Mientras más se destapa la apariencia, más enferma el contacto con lo descubierto; por eso la rabia no puede hacer nido en nuestra causa, hay que condimentarla y hacer de la rabia sabiduría.

La derecha de hoy quiere estar a la moda. Una nota secreta, que circuló entre las damas de la Asamblea de la Cruceñidad, hacía alusión a un estudio de la New Age University: “el carácter estético de la huelga de hambre”. La noticia cundió entre las asistentes que, ante los vanos esfuerzos de la directiva masculina, no cesaba de armar un murmullo que parecía de disidencia. Esta vez, la asistencia femenina tomó la iniciativa, hasta les metieron el dedo a todos los varones (y ni Guiteras pudo decir nada porque ya había dicho que “mostrar el dedo en el Beni no era nada malo”) y amenazaron con dar el ejemplo ante la cobardía de sus maridos. Los cuales, para cuidar las apariencias, les convencieron de iniciar ellos la dieta. La noticia corrió entre los obesos y, previa cancelación de sus sesiones de aerobics, desempolvaron sus sleeping bags, no sin antes atracar diet coke y cheeseburgers (costeadas por el boss). Promociones Gloria, entendida en la anorexia, se ofreció a contratar los servicios estéticos necesarios para tal ocasión; mientras las damas y sus maridos hacían correr la inquietud: ¿si los indios pueden por qué nosotros no?

Un estudio reciente de marketing dio a conocer una preocupante caída en las ventas nacionales de Alfaguara; los preocupados fueron los ahijados de la editora global (porque para Alfaguara el negocio nunca habían sido ellos, que eran mas bien la excusa, sino la reforma educativa). Los premios de novela (entre ellos ex-ministros neoliberales) tendrían nomás que atenerse a las consecuencias. Pero no contaban con el ingenio de los bolivianos. Red UNO ya tenía la novela de Juan Claudio Lechin para que el autor la firme en su huelga, motivando que la venta del libro ganador de un premio nacional de novela recupere su salud, como un favor a la cultura boliviana. En una confesión apresurada, el autor dejó entender que estaría preparando un relato épico (con el auspicio, claro, de Alfaguara, que ya se dio cuenta de lo que pueden las huelgas), cuyo Quijote sería Tutote y Sancho Samuelancho, Dulcinea sería una magnífica y los molinos de viento torres nacionalizadas de YPFB. Unitel ya le ofreció llevar el relato a la pantalla chica, con el nombre de: “El Ingenioso Empresario don Tutote de la Cruceñidad”.

El asunto es hasta histriónico. Pero que no nos lleve a la ira; ese es el favor que necesita el poderoso, porque en el desate de la violencia siempre salen perdedores los de siempre. Por eso juega con fuego, porque siempre paga para que otros sean los que se quemen (para eso tienen canales de televisión, para gozar desde palco la contemplación estética de la destrucción). Seguiré repitiendo, parecía más aconsejable atrasar la constituyente mientras se vayan realizando cambios trascendentales, como los actuales; pero nuestro vicepresidente decidió, casi por decreto, que el pueblo había entrado en franco retroceso y eso le bastó para que, desde arriba, se vaya tomando la iniciativa. Espero que el suceso en los Tajibos le haga reflexionar con quiénes había pactado una ley de convocatoria que ahora está entrampada por las concesiones que dio. Pero las cosas ya están dadas y hay que lidiar con lo hecho. Los dos tercios no son ninguna garantía para una constitución nacional-popular; sobre todo con unas agrupaciones de izquierda, como la de AYRA u otros, con continuos despistes, sólo por ganar protagonismo, siempre a favor de la derecha.

Todavía nuestro gobierno no tiene confianza plena en su pueblo y, sin embargo, ya señaló el Evo, cuando promulgó la ley de tierras frente a los pueblos indígenas: “siento que vienen ustedes y ponen orden”. Y aquello tampoco fue, como creen algunos despistados de izquierda, otro saludo al poder. Los indígenas fueron claros: “damos gracias, pero sentimos que todavía no cuentan con nosotros”, “hay ministerios que aun fallan”, “falta coordinación”. El poder viene del pueblo, no está en las instituciones y es la última legitimación de la democracia. Un cambio pacífico, como el que buscamos, con todas las resistencias posibles, sólo será posible junto al pueblo organizado y a la altura del momento histórico (sin encabritarse, por supuesto, gratuitamente, por algún despistado huelguista).

La Paz, Diciembre de 2006
Rafael Bautista S.
Autor de “OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA LUNA”
Editorial “Tercera Piel”, La Paz, Bolivia
rafaelcorso@yahoo.com

Cruz tallada en piedra

La cruz, tallada en piedra,
es antigua. La cruz señala
el camino de la ermita. La soledad
en los caminos es la compañía de Dios.
La cruz ha sido guía de viajeros
durante siglos, y la humedad le ha dado
el color rojizo de la piedra oxidada.

Juan Pedro Cerrato
www.jpcerrato.com

jueves, noviembre 30, 2006

Esperando a Godot // Número 12 // El Estado



Once reflexiones acerca del Estado y su relación con la sociedad
www.godot.323.com.ar - revgodot@yahoo.com.ar

Postdata sobre las sociedades de control
Por Gilles Deleuze

América Latina declara su independencia
Noam Chomsky

¿Qué vida protege el Estado cuando penaliza el aborto?
Por Gabriela D´Odorico

Saberes de la opresión, saberes de la emancipación
Por María Alicia Gutiérrez

Entrevista a Hugo Mujica
Por Federico Von Baumbach

Cinco aristas sobre el Estado insalubre
Por Víctor Malumián

Estado y trabajo en André Gorz
Por Ariel Fleischer

Reflexiones acerca de cómo pensar el Estado
Por Lorena Baqués

El Estado y la Ficción
Por Jorge Bembibre

Literatura y Estado: B. Traven
Por Jorge Hardmeier

Estado y crítica: metacrítica de una propuesta pedagógica
Por Juan Dukuen

¿Para qué sirve la escuela? y otras preguntas sin sentido
Por Hernán López Winne

Puestos de diarios:
Marcelo T. de Alvear 2210 [puerta Fac. Ciencias Sociales] / Av. Corrientes 480 / Av. Corrientes 566 / Av. Corrientes 710 / Av. Corrientes 1312 / Av. Corrientes 1587 / Av. Corrientes 1543 / Av. Corrientes 1687 / Av. Corrientes 1800 / Av. Corrientes 1814 / Av. Corrientes 1998 / Av. 9 de Julio 341 / Paraná 310 / Av. de Mayo 575 / Av. de Mayo 791 / Av. de Mayo 847 / Av. de Mayo 1199 / Av. de Mayo 1212 / Av. de Mayo 1380 / Av. Santa fe 794 / Av. Santa fe 1184 / Av. Santa fe 1270 / Av. Santa fe 1940 / Av. Santa fe 2306 / Av. Santa fe 2486 / Av. Santa fe 2532 / Av. Santa fe 2844 / Av. Cabildo 2684 / Av. Cabildo 3111 / Av. Cabildo 3005 / Av. Cabildo 2875 / Av. Cabildo 2011 / Av. Cabildo 1906 / Av. Cabildo 1656 / Av. Cabildo 3756 / Estación F. Lacroze - F.G.U. Chacarita hall central / Líneas de Subte: B, C, D

Librerías:
Aguilar, Blanco Encalada 2376 / El Banquete, La pampa 2516 / Biblos, Puán 378 / [Esq. Fac. Filosofía y Letras], José Bonifacio 1402 / Paradigma, Maure 1786 / Nico´s, Céspedes 32

miércoles, noviembre 29, 2006

Amansalva



El miércoles 13 de diciembre a las 19.30 hs. se presentará el libro de poemas de Emilce Strucchi: Amansalva, de Ediciones Deldragón.

Sala de Representantes de la Manzana de las Luces,
Perú 272, Ciudad Autónoma de Bs. As.

Los disertadores serán Paulina Vinderman y Jorge Boccanera.

En la mesa también estará presente Daniel Tevini, autor de las fotografías que ilustran este poemario.

viernes, noviembre 24, 2006

Café Literario de Buenos Aires



35 AÑOS DIFUNDIENDO POESÍA
Todos los lunes a las 20:30 hs.
en el café "EL AFICHE" Marcelo T. De Alvear 2119 -esq. Uriburu-

LUNES 27 de Noviembre

Poeta Invitados:

Estela Barrenechea
Mirta Cevasco
Emilce Strucchi
Alejandro Margulis
Daniel Tevini

Coordina:Josefina Arroyo
cafeliterariodebuenosaires@yahoo.com.ar

domingo, noviembre 19, 2006

Tercera Feria del Libro Independiente


Sábado 02/12 desde las 13 hs. hasta que las velas no ardan en la Asamblea de Palermo, Bompland 1660, se realizará la Tercer Feria del libro independiente.

Organiza la Flia, y participamos entre otros El asunto, Ocio Verde, Poesía urbana, Ezequiel Abalos (Argentilandia, Lunes a viernes de 14 a 16 hs. por La Tribu 88.7 mhs.) Diego Arbit, Anahí Ferreyra, Martín Shenkman, Matías Reck, Diego Rojas, Merluza Juárez, Yan Diz, Diego Seoane, Guillermo De Pósfay, Néstor Ventaja, La Fla, Indymedia, Revista Esperando a Godot, Revista Lulelelele y muchos más que no recuerdo ahora.

Para recibir más información manden un mail a info.flia@gmail.com

Stands confirmados:
Diego Arbit / Editorial tierra del sur / Cooperativa. Sub / Eliosa Cartonera / Ioshua / Piragua historietas / Alejandro Vilas / diego seoane/ Aliz Liza / Federico Kersner / Un Faulduo / Ariel S. /El Asunto /Ocio verde / Poesía Urbana / Anahí Ferreyra / Martín Shenkman / Dafne Mociulsky / Guillermo de Pósfay / Silvando Bajito / Ezequiel Ábalos / Merluza Juárez / Lucas Oliveira / La FLA / La Tribu / Federico Kersner / Lucas Maida / Miguel Angel Peñarrieta / Revista Lule le lele / Revista Esperando a Godot / iconoclasistas / luciann el joven ausente / Milena Cacerola - La Ccebra - Autores Noveles / Zairaster / Xuan Pablo Gonzalez / Ana Lema / Maldito domingo gris fanzine / Colectivo Hasta las chapas / INSISTO gacetilla literaria esporádica / dieguis jersey killer / Griselda Méndez / Mauro Nicolás Sartirana / Rompan todo! zine



Escenario confirmados:
ser o no Res, la fla, Ocio Verde, eze ábalos, guillo de posfay, poemuffin, pablo strucchi, llama, diego arbit y trío, nestor ventaja, merluza suarez, alba iruzubieta termotanque, diego Seine, Dafne, Un Faulduo, Mdgzine , Diegue venice, Ekeko Zambo. Pablo Inmundo y Absurdo.

Reservá tu stand, es libre y gratis.
a flia.stands@gmail.com

Nos estamos juntando todos los martes a las 21hs. en Bonplan 1660

Para participar de arte visual, escribi a : flia.artevisual@gmail.com
Para info en general: info.flia@gmail.com

lunes, noviembre 13, 2006

Reflexiones de un escritor al que no le publican nada


Estos párrafos que posteamos a continuación llegaron bajo el formato de un comment y me pareció de interés para todos.

Amigas y amigos del arte de escribir:

Ha llegado a nuestras manos, una tertulia literaria, un documento que reflexiona sobre este nuestro quehacer de la escritura. Nos parece una reflexión muy interesante y queremos divulgarla, fuera de los cauces de Internet, entre otras razones, porque es un escrito de hace veinte o treinta años, por lo que se cuenta. Está escrito a máquina de las de antes.

Se titula: “REFLEXIONES DE UN ESCRITOR AL QUE NO LE PUBLICAN NADA”. Creemos que plantea lo que hay en el fondo de muchas personas que nos dedicamos a escribir

Todo aquel que esté interesado que nos indique a qué dirección postal se lo enviamos. Hemos hecho un total de 500 copias.

clubcosmopolitadelaescritura@hotmail.com

Gracias y un saludo,
Juan Antonio González Pardo

jueves, octubre 12, 2006

La creación coartada



En la disputa entre estructuralistas, supongamos a Eco, y fenomenólogos, supongamos a Merleau Ponty, está en pugna si existe o no la posibilidad de la creación dentro de una estructura. Eco diría que la creación existe porque se reacomodan los códigos para formar nuevos significados, los fenomenólogos le responderían que nada sería nuevo porque toda nueva creación que pueda darse dentro de esa estructura ya está contemplada por ella, y rematarían el argumento diciendo que la estructura no permite un afuera, absolutamente todo es absorbido por ella.

Tomemos como ejemplo el lenguaje y la idea de Borges de que en una enorme, infinita, biblioteca están todos los libros posibles. No queda espacio para la creación dentro del lenguaje, todo se reduce al arte de combinar elementos preexistentes. Pero al fin y al cabo, cuando se crea se parte de algo, nadie, excepto Dios, crea de la nada, toda creación es una combinación de elementos preexistentes para formar una nueva unidad de significado. Las palabras varían de significado si se les agrega una letra, como es posible pensar que todo significado está creado, si la misma progresión se vuelve infinita. Entonces ¿existe la creación? ¿todo se reduce a la combinación de elementos existentes? ¿eso es la creación después de todo?

miércoles, octubre 11, 2006

Homo-Ring Tong



El Sr. Godot se ha vuelto trivial.
Se increpa a sí mismo sobre los nuevos fenómenos de comunicación. ¿La masificación del celular ha vuelto al ser humano más estúpido o simplemente ha develado una estupidez relegada, totalmente innata, y la volvió pública?

Es decir, el celular motiva un índice de boludez mayor o simplemente expone un nivel de boludez que antes estaba destinado al ámbito privado y por eso no lo percibíamos.


Para muestra basta un botón

Aquel imberbe, a veces no sólo son los pubers también los hay canosos, que prueba todos los ring tones que trae su celular y los que adquirió últimamente en el transporte público mientras el resto de los usuarios intentan dormir o leer.

Aquel sordo que grita en su teléfono como si su voz literalmente tendría que alcanzar a la otra persona con la cual intenta comunicarse olvidando que para ese fin está sosteniendo esa diminuta cajita rectangular de plástico. Sin mencionar, que generalmente, estas conversaciones son aburridas e insípidas, porque si de última se tratara de algún plan conspirativo contra las grandes corporaciones, vaya y pase.

miércoles, octubre 04, 2006

La pregunta es hasta cuándo












Lamentablemente no podemos decir que nos sorprende, porque ya no sorprende a nadie. Pero es evidente que ahora que -por las razones que sean- un gobierno se propone enjuiciar realmente y repudiar públicamente a los dictadores del genocidio perpetrado por los militares de 1976, empiezan a organizarse y a proliferar las agrupaciones que intentan promover "la verdadera historia". Un claro ejemplo de ello es la Agrupación Memoria Completa, que se siente seguramente complacida de haber publicado una bonita esquela donde el señor Bignone se encarga de arengar a los jóvenes para que "terminen" lo que él y otros habían iniciado.
La "guerra", los "terroristas", los "subversivos", deben ser derrotados por los "mártires", los que aman a la Patria (así, con mayúscula). Los militares fascistas. Porque es bien claro que "salvar a la Patria" supone la matanza de "la subversión", que es precisamente lo que apoyan movimientos como Memoria Completa. Lo más triste de todo esto no es la existencia de sujetos que piensan con una fuerza de convicción inquebrantable que los desaparecidos son una falacia, sino que quienes organizan y movilizan y hacen circular este tipo de pensamiento no son militares retirados, sino jóvenes de no más de 35 años, que ni siquiera pudieron vivir en carne propia aquello que defienden fervientemente. O sea: se formaron intelectualmente con individuos detestables que apoyan la dictadura. El ejemplo más patético es el del abogado Nicolás Márquez, que vendió más de 100.000 ejemplares en 10 ediciones de su tremendo manifiesto a favor del genocidio, La otra parte de la verdad.
Qué nos queda entonces? Seguir construyendo desde los lugares que nos correspondan, para combatir todo tipo de pensamientos destructivos. También es parte nuestra movilizar la reflexión.

viernes, septiembre 29, 2006

Una solucion a nuestros problemas




Todo empezó por alguna discusión sobre el potencial efecto de los best seller tipo Bucay. Pareciera que hay una nueva oleada de lectores que le dedidcan todas sus horas de viaje y tiempo libre a la lectura de libros sin contenido y mal escritos, con soluciones “prácticas y universales” a problemas particulares que necesitan resoluciones particulares nacidas del propio trabajo de quien las padece. La pregunta es, existe algún beneficio en la lectura de este tipo de literatura?

De esa interrogante se pasó a la interrogante sobre la necesidad de leer, realmente un individuo es una mejor versión de sí mismo cuando se instruye?

Algunos afirman que es un buen comienzo para aquellos que no están acostumbrados al hábito de leer. Con el tiempo, casi a modo de evolución natural pasarán de esos libros a otros más potables hasta llegar a la dialéctica del iluminismo, poco más, poco menos.

Ejemplo a favor:
Aquellos que empezaron a leer historia con el libro de Lanata “Argentinos” y luego se pasaron a estudios más serios y no tan parcializados

Ejemplo en contra:
No conocimos a nadie que hizo el traspaso de Bucay hacia algún libro decente.

La mayoría cree que nadie pasa de Bucay a un escritor un poco más interesante y elaborado.

Opinad!

miércoles, septiembre 20, 2006

Número 11 de la Revista cultural Esperando a Godot

Salió el nuevo número de Godot, como siempre en los puestos de venta habituales que pueden ser consultados en la página www.godot.323.com.ar



Índice

Todo arte es político
Por Gustavo Varela

Pobreza y hambre
Ismael Viñas

“Lo que hice fue un acto subversivo”
Sobre Helmut Ditsch

Por Romina Sánchez

La trampa posmoderna
Por Juan Dukuen

Entrevista a Santiago Kovadloff
Por Federico Von Baumbach

El deseo postergado
en Esperando a Godot

Por Víctor Malumián

Entrevista a César Bandín Ron
Por Ariel Fleischer y Ariel Gangi

Los peligros del cientificismo
en las ciencias sociales

Por Hernán López Winne

Carlos Correa póstumo:
Un trabajo en San Roque

Por Gabriela D´Odorico

Los orígenes de la gaseosa:
Vino y Coca

Por Esteban Magnani

domingo, junio 04, 2006

Despolitizar la política: notas sobre el desprecio político y el sentido común

Por Ariel Fleischer

Un nuevo fenómeno surgido al calor de las políticas neoliberales de los últimos treinta años, y que adopta características tan particulares para el caso argentino, como la despolitización es uno de los principales problemas que se plantean para entender a nuestra sociedad, hoy auto-regulada por el miedo. A la luz de esta idea surge más nítido el proceso histórico de los últimos años: una dictadura militar que corta lazos con el estado de bienestar e impone una política económica a través del terrorismo estatal y el genocidio; un mercado que alecciona a sus consumidores por medio del terror inflacionario; una política que transfigura el orden económico profundizando la liberalización de la mercancía y adoctrinando a sus consumidores; una resocialización educadora que, primero a través de los medios masivos de comunicación y luego con la incorporación de la tecnología como mercancía en sí misma, somete los discursos políticos al mercado.

Todas estas operaciones responden a una articulación ideológica determinada que demoniza lo político como la instancia de la inacción. Resulta harto vistoso escuchar que "los políticos son corruptos", que "el gasto político es altísimo" o aquel argumento electoralista del candidato que "roba pero hace". Estas frases no son mas que espectros de una trama simplificada en ese "saber popular" cotidiano o en el sentido común, la peor piedra de choque para la inteligencia.

¿Qué se esconde en estos slogans que publicitan la acción política como emblema de incapacidad y de corrupción?, ¿no es posible pensar que existe una intencionalidad manifiesta en tanto que los medios, como uno de los principales re/productores de discursos, sostienen esta división entre la política y la sociedad?

Pensar lo político hoy es repensar las causas de un desastre sin amparo mayor que el de la "no-representación". Este sitio fue ganado a partir de los años de la última dictadura militar, cuando lo político se convirtió en sospechoso. El imaginario social de la política como un lugar sucio e indeseable aún opera como antes y es reforzado día a día a través de los medios de comunicación: recuérdese, a modo de ejemplo, el coro de los noticieros repudiando la organización de las marchas piqueteras o bien la introducción del discurso que sostenía que las "asambleas populares" que sucedieron al levantamiento de diciembre de 2001 fueron "infiltradas por grupos políticos".

¿Porqué la organización genera en el poder el repudio y en cuanto un movimiento organizado se legitima ante la sociedad aparecen los instrumentos de hostigamiento con que cuenta la clase dominante?, ¿qué es eso que provoca lo que aquí denominaremos la cosquilla en el poder?

La organización supone el alcance de algún orden político. Y si la estrategia de la clase dominante es hacer de la política una mala palabra, desmovilizar cualquier instancia de lucha y cuestionamiento, hacer de todo compromiso de cambio una historia individual y sectaria, en nada favorece a su objetivo la unión orgánica de un reclamo. Ni hablar de una propuesta política que favorezca el cambio.

Una sociedad como la argentina, que se caracterizó por su alto nivel de instrucción y de politización, ha ido dando paso al descompromiso y a la renuncia no a toda posibilidad de lucha sino a alguna posibilidad de pensar en luchar. Esta disputa es ideológica: borrar todo espacio político de la sociedad es cercenar el control de la razón. Negando la instancia de representación, o el poder real, que detenta lo político se favorece la libertad económica. La desorganización política aporta un universo de individuos "en estado puro de consumo" y fragmenta la sociedad logrando neutralizar el conflicto social.

Una simple mirada sobre los principales partidos políticos -el peronista y el radical- sirve para dar cuenta de la curiosa despolitización que también se ejerce sobre el campo político: los partidos presentan autonomía a nivel nacional y dictan políticas regionales desunidas en el plano ideológico.

La impronta neoliberal impuso la descentralización de las políticas, no solo administrativas a nivel estatal, sino también partidarias haciendo que se fortalezcan actores políticos locales que aseguren su poder real a través de una fuerte redirección de recursos nacionales: véase para tales episodios, por ejemplo, los casos de las provincias feudales de Santiago del Estero, Catamarca y San Luis durante la década del menemato. Esto envolvió a los dos principales partidos en una serie de facciones en disputa por amplios intereses superpuestos, borrando la tradición política de los partidos de masas del siglo XX.

En cuanto a los partidos opositores éstos no logran configurar alternativas válidas de poder (no validadas por la sociedad) en una instancia "nacional" para encarar un proceso de reforma institucional de políticas públicas.

Una reforma del sistema político que permita abolir aquellas prácticas localistas y las presiones clientelares favorecerá el reordenamiento del espacio institucional y forjará los instrumentos para establecer una democracia mas participativa y formal.
Como hemos visto la despolitización opera en el plano de las instituciones y en las más rasas (sic) "creencias populares" del sentido común. Estas perspectivas reaccionarias que niegan el valor histórico, es decir construido socialmente, de lo político no obedecen mas que a desviar la atención central y los cuestionamientos básicos de que el hombre se asuma como un ser político capaz de cambiar su propia historia.


ARIEL FLEISCHER
REV. ESPERANDO A GODOT, Año II, N° 9 (2006)

Penalidad, delito y sociedad: la Penitenciaría Nacional entre 1907 y 1914











Por Ariel G. Fleischer

La función social de la pena

Si se pensara en la Penitenciaría Nacional, entre 1907 y 1914, como una gran clínica de rehabilitación no sería un desacierto, sino más bien la descripción objetiva del establecimiento. La doctrina aplicada entonces respondía a los ideales de la nueva ciencia criminológica: la pedagogía correccional u "ortopedia moral", que pretendía la transformación de la conciencia criminosa del delincuente para la readaptación a la vida social: "La penalidad inspirada en el solo propósito de castigar, ha hecho ya su época; hoy se impone como un deber de alto humanitarismo y porque la ciencia así lo aconseja, emprender una obra de regeneración moral, en su sentido más extenso. La sociedad se perjudica cuando en vez de mejorar al delincuente se limita a castigarlo" (1). La evolución del castigo del cuerpo al castigo de las conductas, extensamente estudiada por M. Foucault (2), obedece a las nociones de la "medicina psiquiátrica" como higiene pública: individualizar a los sujetos "peligrosos" de la sociedad para protegerla -de ahí la creación de enormes sistemas penitenciarios- y aplicar una terapéutica que reformará a estos sujetos.

Esta figuración del delito como un desfasaje de la actitud media de la sociedad, desconoce los parámetros indicadores de la pobreza: la sociedad argentina de entonces, si bien mantuvo una población inmigratoria pobre, manifestó los signos de benevolencia económica del modelo agroexportador: eran los años del Centenario en los que el país fue visto como una de las potencias del mundo, y los conflictos sociales que surgirían con la llegada de las clases obreras y subalternas a la escena política aún no habían tomado la magnitud que tendrían años más tarde (3). Entonces, el problema del delito no es analizado a través de una lente que demuestre la estructura marginal de la sociedad capitalista (o bien de un capitalismo en ciernes, para el caso argentino), sino como una simple desviación a la causa de la moralidad. La pena encuentra su justificación como una manera de defender la sociedad y debe ser reducida "a un tratamiento psíquico, inspirado en el propósito de colocar al recluido en condiciones tales, que pueda prescindir de los medios de excitación de los goces, formándose un hábito de moralidad en ese sentido; de acrecentar su capacidad productiva; de obligarlo a adaptarse a las condiciones de la vida social; en una palabra, de operar en su fisonomía moral una transformación que haga posible el ideal noble de reconciliarlo con la sociedad a la cual injurió con su crimen" (4).

A partir de este diagnóstico del delito, se adoptó un sistema penitenciario que procuró la "recuperación" de los delincuentes (5). Los métodos para llevar a cabo esta instancia fueron dictados en base a estudios científicos, psicológicos y criminológicos debidos, en su mayor parte, a José Ingenieros, fundador del Instituto de Criminología de la Penitenciaría Nacional (1906), la primera institución de estas características que -con carácter oficial- ha funcionado en todo el mundo.

El instituto se dedicó al análisis científico del delito y sus causas, del delincuente y sus modalidades con un marcado carácter positivista y a través de distintas áreas (6). En base a estas se montó la burocrática organización de la Penitenciaría Nacional entre 1906 y 1914.

La primera de las disposiciones que se requerían al ingresar un condenado en la Penitenciaría era la confección de un expediente realizado por el Director del penal. En las cárceles anteriores solamente se exigía el envío de la sentencia condenatoria del penado; el nuevo método fijó toda una serie de requisitos indispensables a confeccionar: antecedentes y datos del prontuario criminal (el delito por el que estaba condenado y todas las actuaciones delictuosas, si las hubiera: arrestos, procesos, reincidencias, etc.), datos personales (nombres, filiación, alias, nacionalidad, estado civil, profesión, grado de instrucción, etc.), datos físicos (descripciones, señas particulares y otros) y hasta seis fotografías. Todo este conjunto de información servía para trazar un perfil de la "fisonomía moral del delincuente", que permitía individualizar al condenado tanto como fuera posible y, a partir de ello, establecer una clasificación psicopatológica.

El ritmo de vida en la Penitenciaría obedecía a una rutina hábilmente diseñada. La mayor cantidad del tiempo de los presos era dedicada al trabajo, visto como un agente de "terapéutica moral". En lo fundamental se esgrimían dos razones para atribuir esta acción "curativa": primero, porque el trabajo brinda los rigores de la disciplina -base de la obediencia y primer principio de adaptación- que conlleva a su adopción (7); segundo, porque se presenta como la herramienta con que contará el penado una vez que se encuentre rehabilitado para su reinserción social.

El aspecto laboral tenía también una contrapartida pecuniaria para el recluido: "el trabajo en las prisiones tiene (...) por principal propósito la enmienda del detenido, y para lograr ese resultado, es necesario que sea llevado a cabo con amor, lo que es imposible, si al trabajador no se le otorga la recompensa respectiva, si no se excita su celo con la esperanza de aquella recompensa" (8).

El penado recibía en contraprestación por su trabajo una parte de su salario, destinándose el resto a satisfacer las responsabilidades civiles inherentes al delito -si las hubiera- y a costear su manutención en la cárcel. Salvadas las primeras, el salario era remitido en 2/3 a la familia del condenado, y el resto pasaba a integrar un fondo que se entregaba el día que su condena se extinguía. De no tener familia el condenado, el salario se dividía en partes iguales entre el Estado -las reparaciones de la condena, de haberlas, y los gastos carcelarios- y el fondo antes mencionado.

La Penitenciaría Nacional contaba con una variada oferta laboral que cubría la demanda del penal así como también encargos especiales. El establecimiento llegó a contar con talleres de zapatería, colchonería, talabartería, sastrería, carpintería, herrería, electricidad, mecánica, fundición, hojalatería, plomería, albañilería, escobería, panadería, fidelería y peluquería. Mención especial merecen los talleres de litografía, fotograbado, fotografía, encuadernación e imprenta que con su producción llegaron a cubrir importantes sectores de demanda del Estado Nacional: "El cuidado con que se confeccionó cada volante, folleto o boletín produjo artículos cuya calidad cubrió los estándares más exigentes del mercado. Esta particular excelencia acreditó al sector como proveedor de la mayor parte de los diplomas entregados por los organismos oficiales. Tanto la Cámara de Diputados y la de Senadores, como las universidades y la Cancillería optaron por los papeles impresos dentro de la Penitenciaría" (9). Incluso, debido al reconocimiento del trabajo de edición y a la calidad de las publicaciones producidas, en 1878 la Imprenta de la Penitenciaría contó con un stand en la Exposición Internacional y Universal de París, en donde se expusieron sus publicaciones.

El rendimiento del trabajo en los talleres penitenciarios alcanzaba para costear el presupuesto de la cárcel. Durante el año 1913, las obras ejecutadas en los talleres ascendieron a la suma de 1.422.261 pesos moneda nacional, dejando para el Estado un beneficio de 605.262 pesos, aproximadamente el 42,5 % de la producción.

Otro aspecto desarrollado para lograr la reinserción de los presos en la vida social era el de la educación: "La instrucción es el segundo elemento de la acción penitenciaria reformadora. Instrucción educativa, se entiende, y desarrollada de acuerdo con la especial condición de los educandos" (10). Para llevar a cabo la re-educación de los penados la Penitenciaría contaba con una Escuela que funcionaba todos los días hábiles del año, con excepción del mes de enero, de seis de la tarde a ocho de la noche. El programa de estudio, vigente desde el 1 de marzo de 1906, se desarrollaba en cuatro grados y comprendía las siguientes materias: primer grupo: lectura y escritura, idioma nacional, moral e historia; segundo grupo: aritmética, geografía, ciencias físicas y naturales; tercer grupo: caligrafía, dibujo artístico e industrial, jardinería u horticultura y escritura de máquina. Incluso la escuela de la Penitenciaría supo adquirir "nuevas tecnologías" para su servicio educacional: "Un factor educativo, empleado con positivas ventajas, es el cinematógrafo, con cintas apropiadas a la condición de los espectadores. Los efectos benéficos, inmediatos y mediatos, de este gran recurso educativo -dice el Director de la Escuela- son evidentes y se notan ellos en los presos, en todas las dependencias del establecimiento" (11). La Penitenciaría también contó, como complemento de la Escuela, con una Biblioteca formada por 2980 volúmenes, una Escuela de Jardinería y Horticultura y la Banda de Música, creada a partir de la consideración del "gran poder educador del arte musical y dando a éste la importancia que dentro del conjunto de los recursos de regeneración tiene", que ejecutaba conciertos durante las tardes de los días festivos.

El trabajo y la instrucción buscaban infundir en los presos no solo conocimientos sino también disciplina. Para observar y complementar esta acción, se formó un Tribunal de Conducta que otorgaba ciertas ventajas, o privaciones, que los reglamentos de la Penitenciaría permitían, como mantener encendida la luz en la celda durante una hora más, el uso del bigote y hasta "la sensible disminución de tiempo de la condena, que el Poder Ejecutivo, en uso de facultades constitucionales, puede hacer" (12). El Tribunal estaba constituido por el Subdirector de la Cárcel, que lo presidía, el Director de la Escuela y el Jefe de la Sección Penal, como vocales, y se reunía cada tres meses para hacer el seguimiento de la conducta y el progreso o retroceso del penado en las áreas del taller, pabellón y escuela. En base a las evaluaciones se clasificaba la conducta, que era anotada en una libreta personal que llevaba cada recluido.

También funcionó en la Penitenciaría Nacional un "Patronato de Presos", encargado de gestionar trabajo para los reclusos cuya liberación estaba próxima, de acuerdo con los conocimientos adquiridos en los Talleres y en las Escuelas. Independientemente de esta sección, la Dirección del penal se encargaba de hacer las diligencias necesarias para encontrarles trabajo a los condenados que lo solicitasen. Según estadísticas, de los 113 penados que egresaron de la Penitenciaría en 1913, 60 fueron colocados por el Patronato, 29 no requirieron sus servicios y 24 salieron de la Capital Federal.

Este modelo carcelario fue efectivo durante los años descriptos ya que entonces los niveles de conflictividad social podían ser controlados por las clases dirigentes, siendo canalizados a través del sistema penitenciario. Pero con el avance de nuevas formas políticas asociadas a los movimientos anarquistas, sindicalistas y comunistas, y a los partidos radical y socialista, surgidas al calor del tenue desarrollo industrial capitalista de aquellos años, traerán a la escena política las cruentas luchas de los sectores subalternos y con ello las viejas instancias de represión del delito y la protesta social que conoce la historia del hombre: el palo y el garrote.


ARIEL FLEISCHER
REV. ESPERANDO A GODOT, Año I, N° 4, (mayo-junio 2005).


Notas:

(1). En Gómez, Eusebio (Dr.): Estudios penitenciarios. Bs. Aires, Tall. Gráf. de la Penitenciaría Nacional, 1906. Subrayado en el original. Si bien el comentario es pertinente, resulta interesante advertir que más tarde el mismo E. Gómez aplicaría sus ideas positivistas en criminología a la persecución política de militantes anarquistas. Sería provechoso estudiar detalladamente en otro trabajo la relación entre penalidad, legislación y protestas sociales en la Argentina de las primeras décadas del siglo XX.
(2). Foucault, Michel: Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. Bs. Aires, Siglo Veintiuno Editores Argentina, 2003.
(3). Recuérdese, por ejemplo, la "Semana Trágica" (1919), los fusilamientos de la Patagonia (1921).
(4). En Gómez (1906). Op. cit.
(5). Hacemos hincapié en esclarecer que durante los años tratados en este trabajo (1907-1914) ciertamente se aplicaron las reglas que describiremos en seguida. Con posterioridad se han producido situaciones totalmente irregulares: fusilamientos (Di Giovanni, Scarfó, Juan José Valle), torturas, apremios ilegales, vejaciones, arrestos injustos, etc. que tuvieron por escenario a la Penitenciaría Nacional.
(6). El Instituto estaba dividido en tres secciones: a) Etiología criminal: investigaciones de mesología criminal (sociología criminal y meteorología criminal) y antropología criminal (psicología y morfología) y estudios concurrentes a la determinación de las causas del delito; b) Clínica criminológica: estudio de las diversas formas en que la criminalidad se manifiesta; área que establece el grado de inadaptabilidad y temibilidad social del delincuente, y c) Terapéutica criminal: estudio de las medidas de profilaxis y represión de la criminalidad para reformas penales y penitenciarias.
(7). Cada preso era destinado a un trabajo en especial, según el estudio de su expediente, determinado por sus capacidades intelectuales y físicas. Es interesante destacar esto ya que la idea de trabajo asociada a la del encarcelamiento y la prisión sugiere, a veces, la de explotación que -como se verá- no es aplicable a este caso, al menos en los términos tradicionales.
(8). En Gómez (1906). Op. cit.
(9). En Gallo, Edit Rosalía: Imprenta de la Penitenciaría Nacional 1877-1961. Bs. Aires, Peña del Libro "Trenti Rocamora" (Col. Folletos, nro. 40), 2004.
(10). En Gómez, Eusebio (Dr.): Memoria descriptiva de la Penitenciaría Nacional de Buenos Aires. Bs. Aires, Tall. Gráf. de la Penitenciaría Nacional, 1914. Trabajo presentado al Congreso Penitenciario Nacional.
(11). Ibídem.
(12). Ibídem.

El cuerpo del otro a través de la obra de Joel Peter Witkin




Joel Peter Witkin: Portrait of a dwarf (1987)







Por Ariel Fleischer.

“Voy hacia lo que menos conocí en mi vida: voy hacia mi cuerpo” Héctor Viel Temperley



La frase resuena inquietante al oído de cualquiera pero excluyente en cuanto a cierto criterio de verdad: voy hacia lo que menos conocí en mi mida: voy hacia mi cuerpo, escribe el poeta, no sin pena por el tiempo en que desconoció su cuerpo pero con la convicción de la nueva exploración emprendida: va en su búsqueda, tras ese objeto de pasión y de odio donde se escribe la historia de la civilización humana.

El devenir de la vida de un hombre es el de esa materialidad que llamamos cuerpo donde es posible leer tanto los deseos y pasiones como la violencia y la opresión; con el cuerpo atravesamos las dos instancias decisivas: con él se inicia la vida, con él se aveza a la muerte. El cuerpo es el elemento central de la existencia de todo ser vivo: conocemos debido al cuerpo, nos relacionamos a través de él, nos reproducimos por su medio. Objeto de tal importancia para el hombre, y debido a ella, el cuerpo ha sido tantas veces admirado como demonizado, construido como reformado.

Dar cuenta de las modificaciones históricas de nuestro cuerpo es esbozar una complejísima trama de situaciones y factores que escapan a estas notas. Sin embargo, siguiendo las teorizaciones de H. Marcuse, (1) podemos afirmar que el cuerpo ha sido desplazado en la cultura afirmativa (2) hacia la sola instancia de la auto-conservación y la reproducción sexual.

El cuerpo del hombre está condenado al trabajo (este solo le vasta —y cada vez menos— para la instancia de la supervivencia) mediante mecanismos de explotación económica que bajo la fachada de una cultura falsa encubren el dominio y la irracionalidad. Esa falsa cultura sostiene la existencia de una entidad no corpórea, por ello más allá de la materialidad, el “alma”, a la que se debe educar y engrandecer. En oposición a ésta se presenta al cuerpo, que debe someter sus sentidos al dominio del “alma”. Esta construcción histórica del ente “alma” legitima el dominio del capitalismo.(3).

La vida sexual del hombre, según las reglas de la moralidad burguesa, solo debe limitarse a las funciones de reproducción: el placer le está vedado porque la energía de la líbido debe ser conducida hacia el proceso productivo para asegurar la plusvalía; al decir de M. Horkheimer y T. W. Adorno “la condena de la carne por parte del poder no era más que el reflejo ideológico de la opresión” (4). Si el placer será reprimido, la reproducción sexual será “liberada” ya que establece la continuidad del sistema.

Estos controles y disciplinas que se ejercen sobre el cuerpo están en constante tensión respecto a los valores del hombre como ser animal: el cuerpo aún es deseado como lo prohibido porque en él descansa la sexualidad y “el sexo es el cuerpo no reducido”.(5).

Fruto de este proceso histórico de la razón instrumental —razón para los medios y no para los fines— el cuerpo del hombre ya no le pertenece, es cuerpo de la industria. Está sometido al proceso productivo y, también, a la “industria cultural” que hace del ocio otra fuente de explotación. El individuo se encuentra limitado a su cuerpo orgánico y en esa soledad existencial, en forma vulnerable, enfrenta al mercado laboral con la nítida y real sensación de enfrentarse con su cuerpo a un gigante, demostrándose a sí mismo que entre su persona y su cuerpo hay un abismo.

Ese y otros abismos como el mencionado son manifiestos en nuestra actualidad a través de la publicidad y el consumo. La serie de valores e ideales representativos de la clase dominante se presentan como los de toda la comunidad. Allí aparecen los modelos sociales que no son más que la reproducción del discurso del poder. El cuerpo, que ya ha sido convertido en funcional al trabajo, pasa también por una instancia de identificación con aquellos ideales: se lo buscará cambiar estéticamente poniéndolo al tono de la moda, se lo renovará en su alimentación, en su musculatura e incluso, mediante los nuevos alcances tecnológicos, será objeto de intervenciones quirúrgicas. Todo aquel que no se adecúe a la mimesis será ignorado, excluido, refractado, marginado. Éste es el sector de los desplazados: aquellos individuos que van desde los pobres y locos hasta los mutilados, tullidos y deformes.

La fotografía de Joel Peter Witkin (6) se nutre como fuente principal de éstos individuos, de los cuerpos ajenos a la institucionalidad. Su polémica obra aborda el cuerpo del otro, pero del distinto, del relegado. Así es como sus modelos se reclutan entre jorobados, hermafroditas, enanos, obesos, mutilados y cadáveres. Su búsqueda está orientada a demostrar lo que somos, lo que podríamos haber sido o podemos ser (mutilados, tullidos, etc.) y lo que vamos a ser (cadáveres), poniendo el acento en lo efímero del hombre.

Su obra Portrait of a dwarf [Retrato enano, 1987] es reflejo de toda su producción. La mujer enana y obesa, en ropa interior y antifaz, compone la escena junto a un busto sin rostro y un caballo diseccionado; todos dispuestos sobre un manto blanco que sirve de fondo y de alfombra. A la derecha, digamos que en el mundo de lo “normal”, se ven las piernas de otra persona que, seguramente, observa la escena menor de la fotografía. En la imagen todo permanece en un estado de relativa quietud y calma inquietante. El montaje no es descuidado: remite a ciertos climas de Goya, Velásquez y el Bosco. La iluminación oscura, con algunos contrastes sobre la modelo, hace que los elementos integrantes sean claros, pero el contexto no. Este aspecto luego se ve amplificado técnicamente a través del rayado de la placa en el laboratorio, su impresión en papel de seda, su pigmentación a mano, el tratamiento con químicos, la aplicación de cera caliente y el pulido, que tornan la fotografía con aires de daguerrotipo. Todas estas variables se repiten en otras fotografías del autor: máscaras, ropa interior, animales, disecciones, oscuridad, sexo, violencia.

Es interesante destacar a los efectos de este trabajo el lugar que ocupa la belleza. Witkin reivindica el valor del cuerpo socialmente considerado como “feo”, lo incorpora a la sociedad con una nueva carga de be-lleza: lo sexual. Construye a partir de la ubicación de los modelos, de sus vestimentas, de los climas y poses una figura que invita a una sexualidad pero, ciertamente, vedada con un halo de misterio. De modo que belleza y sexualidad van unidas, tal como sostenía S. Freud.(7).

Las composiciones fotográficas de Witkin —más allá de la intención con que produzca su obra— facilitan el acceso a la comprensión de los otros desde una nueva mirada ya que escarban prejuicios y los desarticulan a través del proceso subjetivo-objetivo de la percepción: Witkin nos recuerda que estas personas existen y son tan dignas como las demás. Tal vez podríamos decir que esos cuerpos de modelos que utiliza son “auráticos” en tanto que son “la manifestación de una lejanía”, porque son cuerpos ajenos a la “realidad” (no están en su superficie), son invisibles porque no se quieren ver, son negados; pero a través de la fotografía de Witkin cobran protagonismo nuevamente, se los reivindica.

Tal vez la obra de Witkin sea identificable, en alguna medida, con estas palabras de Marcuse: “...Las clases desmoralizadas que conservan formas semimedievales y que han sido desplazadas a las capas más inferiores de la sociedad, constituyen, en este caso, un recuerdo premonitorio. Allí cuando el cuerpo se convierte en una cosa, en una cosa bella, puede presumirse una nueva felicidad. En el caso extremo de la cosificación, el hombre triunfa sobre aquella. El arte del cuerpo bello tal como hoy puede mostrarse solo en el circo, en los varietés y en las revistas, esta frivolidad desprejuiciada y lúdica, anuncia la alegría por la liberación del ideal, a la que el hombre puede llegar cuando la humanidad, convertida verdaderamente en sujeto domine la materia. Solo cuando se suprima la vinculación con el ideal afirmativo, cuando se goce de una existencia sabia, sin racionalización alguna y sin el menor sentimiento puritano de culpa, es decir, cuando se libere a los sentidos de su atadura al alma surgirá el primer brillo de otra cultura...”. (8)



ARIEL FLEISCHER.
REV. ESPERANDO A GODOT, N°1, febrero, 2005).



Notas:

(1). “Acerca del carácter afirmativo de la cultura”. En H. Marcuse: Cultura y Sociedad. Bs. Aires, Editorial Sur (Col. de Estudios Alemanes), 1970. Quinta edición. Versión castellana de E. Bulygin y E. Garzón Valdés.
(2). Entiéndase ésta como aquélla de la época burguesa que ha conducido a la separación del mundo anímico-espiritual por sobre los demás valores de la civilización.
(3). Sostiene Marcuse que “las alegrías del alma son menos costosas que las del cuerpo”. En “Acerca del carácter afirmativo de la cultura”. En Cultura y Sociedad.
(4). “Interés por el cuerpo”. En T. A. Adorno; M. Horkheimer: Dialéctica del Iluminismo. Bs. Aires, Editorial Sur (Col. Estudios Alemanes), 1969. Versión castellana de Héctor A. Murena.
(5). Ibídem.
(6). Witkin nació en EEUU en 1939. Su fotografía toca temas grotescos y degradantes. Muestra cadáveres reales destrozados, situaciones incomodas, sadomasoquistas, hermafroditas y demás. En 1967 decidió trabajar como fotógrafo independiente y actuó como fotógrafo oficial de City Walls Inc. de Nueva York. Posteriormente realizó estudios en la cooper School of fine Arts, de N.Y., donde obtuvo en 1974 el título de Bachelor of Arts. Después de haber obtenido una beca de poesía en la Columbia University, finalizó sus estudios en la Universidad de Nuevo Mexico, con el título Master of Fine Arts. Witkin alborotó la opinión pública en los años ochenta, con fotografías de personas deformes y partes de cadáveres. Desde una posición marginal, ha logrado con los años establecerse en el mundo del arte reconocido.
(7). “...Me parece evidente que el concepto de lo bello hinca sus raíces en el terreno de la excitación sexual y designa originalmente lo que es sexualmente estimulante”. En S. Freud: Tres ensayos sobre la teoría sexual. Bs. Aires, Editorial Paidós (Col. Pensamiento Contemporáneo), 1972.
(8). “Acerca del carácter afirmativo de cultura”.

jueves, junio 01, 2006

La impunidad del encapuchado

Por Víctor Malumián


Los diarios, como el resto de los medios masivos, intentan brindar algunas de las herramientas necesarias para comprender la realidad. No sólo información pura, sino una lectura y un recorte sobre los hechos que, indefectiblemente, se torna tanto espacial como político. Comprender a los medios, es otra manera de acercarnos a un análisis más complejo del cuadro socio-político que nos rodea. Existen varias formas de descifrar las lecturas que se deslizan entre líneas dentro de las noticias. Una de ellas es tener en cuenta la ideología o línea editorial del medio.
Las editoriales expresan, por definición, su postura ante los hechos más relevantes que condicionan la actualidad nacional o regional en sus editoriales. Delinean su postura ideológica y se interesan por ejercer una influencia en quien las lee mediante una argumentación que sustente sus opiniones. La Nación al igual que Clarín son un actores políticos como podrían serlo las ONG, La Iglesia o el ejército. En el devenir cotidiano ostentan una cuota de poder en busca de posicionar su influencia en las cuestiones públicas y a su vez, lucrar en el mercado de la información.
Hoy en día La Nación vende en promedio de 163.287 ejemplares durante la semana y en los fines de semana la suma se eleva muy por debajo de las expectativas a unos 261.531 contra unos 884.058 ejemplares que vende Clarín los días domingo y 124.814 ejemplares del Diario Popular. A pesar de esta sensible diferencia La Nación es un diario de referencia que ningún gobierno puede ignorar. Existen diversas razones por las cuales no puede ser eludida la línea editorial, una de ellas son sus lectores. Es sabido que son de clase media alta, con buenos ingresos, por lo general profesionales con una tendencia ideológica conservadora. No es extraño que los clasificados, tanto laborales como los obituarios, actúen como marca de clase del diario.
Nos proponemos entonces saber a quién y cómo le habla desde sus editoriales el último refugio de los diarios formato sábana. Recortamos el corpus a las últimas quince editoriales dedicadas a los piqueteros entre Marzo y Octubre


Valores eran los de antes

“…Los testimonios de asistentes a recientes actos públicos en la provincia de Buenos Aires encabezados por el presidente de la Nación y su esposa, que dan cuenta de que recibieron bolsones son alimentos en pago por su presencia en esos mitines, son tan sólo una arista de una lamentable cultura política vinculada con la utilización de la ayuda social como herramienta electoral y con la denigración de personas de condición humilde…”

Tanto su prosa como los valores morales a los cuales apela remiten a una frase que definió al diario por mucho tiempo y aún lo hace “mira desde arriba a los de arriba”. Mediante ésta afirmación Roberto Sidicaro explica que La Nación influye a los sujetos con decisión tanto política como económica. No sólo se plantea como el deber ser de la sociedad sino que lo hace desde un estrato mayor a los mismos dirigentes que se ocupan de dirimir sobre la cuestión pública.
A la hora de observar las elecciones que hace La Nación tanto desde su prosa como la argumentación que utiliza, es interesante pensar cual era el universo posible de opciones, y desde ese universo intentar comprender porque un diario elige un tipo de argumentación y no otra.


Coyuntura versus estructura

“…La reaparición de piqueteros encapuchados portando palos en las calles de Buenos Aires debe ser motivo de gran preocupación, tanto por las derivaciones violentas que podría tener como por la actitud permisiva de las autoridades frente a este tipo de manifestaciones…”

La descripción que se ofrece sobre los piqueteros proyecta una imagen sobre el lector, que no sólo es parcial sino subjetiva, y tiene por intento trazar una analogía con los forajidos o los salvajes quienes se cubren para cometer delitos y portan algún tipo de arma para amenazar a quienes intenten detenerlos. Otro sería el caso si la editorial se extendiera sobre el porqué de su indumentaria.
Podríamos denominar un análisis coyuntural aquel que no se remonta a las causas de la situación ni al escenario que lo rodea, en este caso las causas que motivan a los piqueteros a ocultar sus rostros son las cámaras de la policía que luego de identificarlos permite buscarlos por fuera del conjunto piquetero para detenerlos y los palos actúan como barrera al perímetro que acompaña a la marcha piquetero para que no se infiltren personajes que suelen romper vidrieras para resignificar la marcha. Un análisis estructural debería trascender la barrera de la inmediatez y eliminar la mayor cantidad de supuestos periodísticos a la hora de redactar las noticias y fundamentar las opiniones.
El hecho de que un diario como La Nación que ni remotamente sopesa las causas de los fenómenos que causan las reacciones que describe sea llamado estructural no sólo nos muestra el nivel de exigencia en relación al periodismo sino el nivel de los diarios que lo rodean que hacen que a comparación éste parezca, en sus análisis, un analista en profundidad.
Un sujeto lector, puede adherir o rechazar estas decisiones de los manifestantes a cubrirse la cara pero un diario no puede darse el lujo de omitirlas, esa decisión, la de omitir ciertos datos de relevancia es la acción que destruye la objetividad y cuanto más burda se torna más fácil es detectar la tendencia ideológica de quien escribe.


El respeto por la ley y el orden.

“…Hemos reclamado con insistencia desde esta columna la necesidad de que las autoridades garanticen el orden público frente a las manifestaciones piqueteros (…) El código contravencional de la ciudad de Buenos Aires establece claramente las sanciones para quienes obstruyan la vía pública (…) No debe perderse de vista cuál es el límite entre la legalidad y la ilegalidad (…) donde es lo mismo cumplir la ley que no acatarla.

“…Volver al respeto por las leyes nos permitirá retomar el siglo XXI, al que el caos artificial montado con fines políticos y económicos personales nos sigue impidiendo llegar…”


Nada más que en la editorial del 11 de Octubre de 2005 se pueden leer 4 menciones al respeto de la ley. Llama la atención este lenguaje que remite al acatamiento de las leyes (nótese la jerga militar) y la necesidad de un tipo de orden en particular. Aquí, orden se entiende como punto de equilibrio, como nivel de interacción de una sociedad. Durante la década del ‘70 se tuvo un tipo de equilibrio, sobre todo después del ’76 donde se prohibieron las reuniones en la vía pública; el la década del ’80 ese punto de equilibrio eclosionó por la vuelta a la democracia. En la década de los ’90 el punto volvió a variar hacia un desinterés por la política sustentado en la tranquilidad que brindaba la economía.
Hoy en día ese punto de equilibrio está cambiando nuevamente, el equilibrio y el orden no necesariamente están ligados a la no mutabilidad de la realidad o a la rutina. Así como Keynes alguna vez dijo que la economía tiene su equilibrio inevitable en un ciclo de auge y crisis, el devenir político también puede correr la misma suerte.

“…En consecuencia, resulta indispensable que desde el poder judicial se marque que no es posible en una sociedad que se precie de civilizada que cada uno haga lo que le parezca sin respetar el derecho de los demás…”

“…Al igual que en le lamentable conflicto desarrollado en el hospital Garraham, debemos recordar que cualquier ciudadano tiene derecho a demandar una mejor retribución; lo que no puede hacer es extorsionar a las autoridades sembrando el desorden en las calles…”

Al seguir la línea editorial de La Nación se desprende la idea de que las manifestaciones no son parte del orden de una sociedad, sino una anomalía, una patología que debe ser extirpada ya que suspende el orden preestablecido. Por otra parte, pareciera haber una visión ingenua de las protestas. Las editoriales balbucean la idea de que existe una protesta correcta y otra incorrecta; la correcta es la que no molesta por ende se extiende en el tiempo sin encontrar una solución al problema que la originó y la incorrecta es aquella que molesta a los usuarios o peatones.
Ahora bien, cuando el hospital no tiene insumos, los trenes circulan por fuera de los estándares de seguridad y los aviones se estrellan; el diario se pregunta cómo nadie controló este medio de transporte o este hospital. En el reclamo social existe una cuota de control hacia las condiciones en las cuales se desempeñan todos los días los empleados de las aerolíneas, hacia la falta de insumos en hospitales o bien la falta de oportunidades laborales que lleva a ciertos sectores de la población a un clientelismo político.
Por último, es interesante pensar en las argumentaciones de los opositores ideológicos del diario. Cuando La Nación se basa en las leyes, sus opositores les responden, no sólo el derecho a protestar sino el derecho a trabajar también están amparados por la Constitución, y que el gobierno fue el primero en violar sus derechos, en romper el contrato social.


El tercero pícaro.

En uno de sus libros Borrat propone cuatro tipos de posturas que puede tomar un medio gráfico ante un conflicto como sería en este caso el de los piqueteros. Por un lado, tenemos las posturas por fuera del árbitro donde el diario se posiciona del lado de la ley sin importar las consecuencias y por otro el mediador que intenta negociar y conciliar.
Luego se delinean las posturas para aquellos diarios que están interesados en el conflicto y no pueden posicionarse como neutrales. Divide y reinaras es la postura donde el diario están dentro del conflicto y desea sacar ventaja y El tercero pícaro es cuando el diario no se divisa dentro del conflicto pero igualmente desea sacar ventaja.
En un primer análisis podríamos asegurar que ante el continuo retorno a las leyes La Nación podría ser descripto como un diario anclado en la postura de árbitro pero eso sólo sería un análisis coyuntural de la situación. Al tomar en cuenta la pelea por la pauta publicitaria oficial y el tipo de lector al que apunta desde su contrato de lectura la postura se matizan los aspectos a juzgar, y se puede divisar cierto interés del diario por mostrar uno de los problemas políticos que el gobierno no logra solucionar de forma que conforme a la sociedad. Más aún si tenemos en cuenta que los sectores conservadores a los que se dirige el diario son aquellos que más repudian las concentraciones y movilizaciones piqueteros. Tampoco es ajeno el brusco cambio de La Nación suedo-oficialista durante el gobierno de De la Rúa a claro opositor con el actual, no se debe a una mera cuestión ideológica, lo cual se observa en la siguiente cita:

“…El primer mandatario de nuestro país ha proclamado en varias oportunidades que se ha iniciado una nueva forma de hacer política, dando a entender que la corrupción es cosa del pasado. Lamentablemente, la transparencia en la gestión sigue siendo una asignatura pendiente...”


Estos comentarios sobre el diario sirven para pensar sus noticias desde otra perspectiva. Tomar una actitud crítica ante sus aseveraciones e imaginar cuales son los contra argumentos que no se hacen presentes en la noticia. La necesidad de ejercitarnos es imperante ante la creciente saturación informativa de baja calidad y la consecuente desinformación. Este pequeño ejercicio es aplicable a cualquier texto sobre todo a este que Ud. está leyendo.

El devenir del tiempo es harto curioso

por Víctor Malumián


Todo ser humano es pues eterno en cada uno de los segundos de su existencia.
Esto que escribo en este momento en una celda del fuerte de Taureau,
lo he escrito y lo escribiré durante la eternidad, sobre una mesa,
con una pluma, con vestimentas, en circunstancias semejantes.
Louis Auguste Blanqui

En esa celda circular, un hombre que se parece a mí escribe en
caracteres que no comprendo un largo poema sobre un hombre que
en otra celda circular escribe un poema sobre un hombre que en otra
celda circular... El proceso no tiene fin y nadie podrá leer lo que los prisioneros escriben.
Jorge Luis Borges

El mundo, es un círculo que ya se ha repetido una infinidad
de veces y que se seguirá repitiendo in infinitum.
Friederich Nietzsche



Mientras se enfoquen sus ojos en estos pequeños símbolos, intentaré una aproximación a la teoría del “Eterno Retorno”. La teoría explica que el mundo está compuesto por una cantidad finita de átomos, que al disponer de un tiempo infinito podrían mutar y conjugarse hasta la repetición. Es claro que las moléculas son incontables hasta el tedio, pero finitas al fin. Dadas estas circunstancias, diría Ortega y Gasset, se produce una serie de variables limitadas; condenadas en cierto punto a repetirse.
No existen dudas, ni mi vida ni la suya alcanzarían para enumerarlas. El tiempo, que encarna la única esperanza de tregua ante la repetición cíclica se expande amable hasta el infinito. Supongamos que estamos frente a un tablero de ajedrez, el cual consta de sesenta y cuatro casilleros, luego imaginemos cuatro peones. Las posiciones en las cuales se pueden disponer esos peones son muchas, pero finitas. Al disponer de todo el tiempo del universo, que en este caso bastarían unas pocas horas, podríamos confirmar que las posiciones se repiten.
Esta teoría, que se asocia a Friederich Nietzsche, fue pronunciada con anterioridad por Aristóteles y Eudemo. Aunque el alemán hablaba de fuerzas y no de átomos ni moléculas. Ajeno precursor fue Louis Auguste Blanqui (1805-1881) en su libro La eternidad por los Astros. Blanqui fue encarcelado más de veinte veces, deportado y sentenciado a muerte. Soportó más de treinta años de su vida encerrado. Él prefirió la noción de cuerpo simple. Sin importar los conceptos, la materia es una mera expresión de la energía.
En síntesis, los objetos y los seres humanos están formados por átomos. Estos átomos son limitados y podrían conjugarse hasta repetirse. Si lo hicieran, sería factible que usted volviera a nacer bajo las mismas condiciones actuales.
Algún escéptico alegaría que aunque el mundo tenga una cantidad finita de átomos, éste está inmerso en un sistema solar que podría nunca concordar en la posición necesaria en el momento justo para facilitar una repetición perfecta. En otras palabras, que el mundo podría repetirse hasta el hartazgo, pero el sistema solar no lo haría. Así la conjunción de variables del universo en el cual está inmerso el mundo no sería la misma.
A este perspicaz comentario le cabe la respuesta que nos facilita Platón desde su libro Timeo. Él calcula que los siete planetas alcanzarán su posición originaria en lo que se denomina el año perfecto o platónico. Cicerón en su libro De la naturaleza de los dioses lo juzga de unos doce mil novecientos cincuenta y cuatro años. Si los planetas obedecen a esta lógica que propone Platón de un año perfecto el mundo encuentra un escenario cíclico que le permite repetirse bajo las mismas condiciones originarias.
Otro individuo objetaría que así como durante cientos de años se desconoció la influencia de un cuerpo celeste como la luna sobre las mareas, bien podría desconocerse la influencia que surten sobre nuestro planeta los movimientos de los sistemas planetarios que nos rodean, más allá del nuestro. O bien, que el universo es infinito al igual que el tiempo y por sus propiedades intrínsecas, de constante cambio, sería imposible alcanzar una reproducción exacta. Otro razonamiento podría alegar que el descubrimiento de la divisibilidad del átomo hecha por tierra semejante teoría, y esto a su vez nos remontaría a la parábola de Aquiles y la tortuga y su interminable subdivisión.
Atraídos por el concepto de la repetición muchos historiadores han mencionado la posibilidad de que la historia también podría serlo, períodos de guerra o hambruna. Sin gracia alguna, un economista inglés mencionó la posibilidad de una economía cíclica, encerrada entre el auge y la crisis.
Desde la teoría del Big Bang hasta la actualidad tres posiciones han prevalecido. La primera se apoya en la entropía y los principios de la termodinámica tal como lo explica Borges en La doctrina de los ciclos. La segunda afirma que poco a poco la gravedad iría aplacando la explosión que produjo el Big Bang hasta detenerla, luego comenzaría un proceso por el cual implotaría el universo hasta el colapso. A este proceso se lo denominó Big Crunch. En oposición, Stephen Hawking asegura que el universo es limitado y carece de fronteras, el Big Crunch no sería un colapso, sólo el preludio de un sistema cíclico.
No es mi intención aventurar una opinión sobre la teoría del eterno retorno, intento reflexionar sobre algunos de los efectos que podrían manifestarse en nuestra vida, de ser cierta. Supongamos, aunque más no sea hasta que estas líneas lleguen a su fin, que esta teoría es verdadera e irrefutable. Aceptamos que todas las posibilidades están dadas o están por cristalizarse. ¿A qué estadio se reduciría el libre albedrío? La decisión del lector de continuar esta lectura, o de abandonarla, no es fruto de su raciocinio, sólo corresponde a una de las tantas variantes dentro del universo de posibilidades. En otra variante, quizá abandone el texto, en otra ni siquiera lo hubiera conocido.
Se podría contestar que el lector, al desconocer lo que está por decidir hasta que lo hace, siente un ápice de libertad, de elección. Al ignorar el designio que le es impuesto por el azar de las posibilidades desconoce su última elección. Es reconfortante pensarlo de esa manera.
Imaginemos a un suicida consumado. Eliminemos por completo la idea de si él está decidiendo o no su accionar. Enfoquémonos, simplemente, en la futilidad de su suicidio. Su desdichada vida (la adivino desdichada por la decisión que tomó) sufrirá pequeñas alteraciones durante miles de años pero será, básicamente, la misma. El suicidio es trivial. Esa vida sólo se diferencia de otra en imperceptibles detalles, las diferencias se reducen a comprar el diario, o no; en vez de leerlo parado en el kiosco de revistas esperar hasta llegar a la cocina de su casa; pagar el importe exacto o esperar por el cambio. Los eventos perturbadores, aquellos que lo empujaron a suicidarse; permanecerían inalterables. Una explicación menos ortodoxa que fantasiosa repta hasta los esporádicos déjà vu. Ese sentimiento de haber experimentado, tiempo atrás, aquello que nos acaba de suceder. ¿Acaso es un intervalo de otra vida de las tantas posibilidades que vivió, filtrándose indiscreto en la actual o se reduce a la mínima variante que le tocó en suerte para diferenciar una existencia de otra? Nietzsche diría que exactamente esa pequeña variante es la diferencia en relación con la vida anterior en espacio cronológico.
Es posible que el individuo recuerde de forma acumulativa las distintas variantes, a través de las sucesivas posibilidades que le ha tocado vivir, hasta el punto en que dada una en el tiempo, rememore por completo la sucesión de hechos y cambie su curso, obre distinto a lo previsto. La respuesta confluye nuevamente al pantano, al círculo vicioso, donde cualquier intento por dar señales de pensamiento libre queda reducido a una de las posibilidades, a una de las miles. Ese intento de cambio sería la variante.
Por ultimo, si estamos condenados a repetirnos ¿no es acaso ésta una de las más lamentables formas de alcanzar la inmortalidad?
Recordemos que la fuerza es limitada, no así el tiempo. Al fin de cuentas, aunque persistamos en creer que la vida se repite cíclicamente, nuestra vida es sólo una, y nuestra noción del paso del tiempo se reduce a ella. Walter Benjamin nos asegura que la eternidad de las penas del infierno, tal vez, ha privado a la idea antigua del eterno retorno de su ángulo más terrible. Pone la eternidad de los tormentos en el lugar que ocupaba la eternidad de una revolución sideral.
El devenir del tiempo es harto curioso. Bernard Shaw dijo una vez que el capitalismo condena, a los pobres y a los ricos; en relación con los pobres no es necesario hacer tácita la condena. Los ricos, en cambio, sufren el tedio del inmortal tiempo que los acosa sin más que hacer; por eso inventan fiestas y modas extravagantes. Esquivemos por un momento la asimetría de las penurias; enfoquémonos en el paso del tiempo.
Sin respetar la temporalidad de estos pensadores suponemos que Schopenhauer complementa la cita y proclama que la gente vulgar sólo piensa en pasar el tiempo; el que tiene talento, en aprovecharlo. La opinión de Fenelón es un tanto más metafísica y comenta que frecuentemente el tiempo es para nosotros como una carga; no sabemos en qué emplearlo, y vivimos como fastidiados con él. Llegará el día en que un cuarto de hora nos parecerá más estimable y deseable que todos los bienes del universo. Si el tiempo transcurre a la misma velocidad para un soldado que descansa contra la muralla china y para un anticuario de la calle Defensa; cómo es posible que lo percibamos distinto dependiendo de si logramos entretenernos o perecemos en la monotonía. Sería fácil argüir que por eso intentamos vanamente matar el tiempo, Ud. leyendo este artículo y yo escribiéndolo.